A mi padre, que me liberó al develarme la verdad Nunca les mientas a tus hijos. Si tienes muchas ganas de mentir y no puedes aguantártelas, miénteles a los especuladores, los políticos, los recaudadores de impuestos, personas que no merecen tu confianza. Pero nunca les mientas a tus hijos. Puedes incluso mentirles a tus vecinos o amistades, y hasta a tu marido o tu mujer de vez en cuando. Pero a tus hijos, nunca. Nunca les mientas. Y la primera razón por la cual no debes hacerlo es que tus hijos tienen una confianza ciega en ti. Todo lo que les digas será para ellos una verdad absoluta. De modo que si les dices que algo es rojo, aunque lo vean azul, lo llamarán rojo pues no pueden siquiera imaginar que tú podrías decirles algo que no es cierto. Tus hijos modelan su percepción a partir de lo que tú les dices. Mentir es un acto de habla que implica un desplazamiento de significados. Si tú le has enseñado a un niño que todo lo que es azul se llama rojo, cada vez que
El 1% nos está matando -abiertamente- para apoderarse de lo que quede del planeta mientras una buena parte del 99% no solo no se rebela sino que los adula y los aplaude. Yo no. YO RESISTO.